Listas abiertas y participación ciudadana.

Por Juan B. Ramírez, Dr., Mag. Sc.

Como estas reflexiones fueron concebidas a priori corren el albur de ser ya anacrónicas al momento en que el lector llegue a ellas. La experiencia de la que se habla en estas breves líneas ya ha ocurrido y seguramente existen ya números estadísticos que corroboren, nieguen o simplemente difieran de lo que acá se expone, por más general y generalizador que fueran. Los que escriben sobre hechos sociales suelen indicarnos que sienten viejo su texto apenas lo terminan y aun antes: los cambios se suceden muy rápido si uno se fija con la suficiente atención.

Después de casi una década y media de intentos de alterar el sistema de listas cerradas, el sistema de listas cerradas pudo ser utilizada por primera vez, con un voto preferencial en las elecciones municipales. La aprobación de los legisladores había llegado tras un insistente pedido ciudadano en torno al desbloqueo, sistema este que permite al electorado aplicar su voto preferencial para desbloquear el orden original de las listas de los cargos pluripersonales. Por lo tanto, con este nuevo sistema, todos los candidatos de las listas compiten en igualdad de condiciones para conseguir los escaños que de otro modo les correspondería por el sistema D’hont y a través de una lista cerrada.

En el sistema electoral paraguayo, las elecciones internas son obligatorias y utilizan el mismo esquema que las elecciones generales. Por lo tanto, el sistema de listas cerradas bloqueadas —que ya ha corrido una primera experiencia— podría tener también incidencia en la composición y producción de fuerzas dentro de los partidos políticos, lo que, a su vez, afectará el comportamiento de los actores en cuanto a su conducta ante la jerarquía partidaria.

Por lo tanto, es importante conocer las expectativas reales que tuvo el electorado en torno al nuevo sistema y si, eventualmente, esas expectativas llevarían, de aqué en adelante, a una mayor participación ciudadana en las elecciones.

El análisis de los sistemas electorales y la administración electoral, en las democracias modernas, requiere un conocimiento profundo de un tema que está en el centro del proceso electoral. La comprensión y el análisis de la red de agentes y leyes que confieren legitimidad a los representantes del sistema político implica un examen en profundidad del sistema político.(Solano, n.d.)

Es bastante frecuente el parecer de que en las últimas décadas hemos asistido a un cambio drástico en las democracias representativas occidentales. El creciente distanciamiento entre los ciudadanos y los partidos políticos se manifiesta en las bajas tasas de afiliación a los partidos, el aumento de la volatilidad electoral y el deterioro de la imagen de los partidos políticos en general entre la población. Tras enfrentarse a esta alarmante situación, las fuerzas políticas establecidas parecen buscar un remedio en forma de reforma institucional.(Fernández-Esquer and Sierra-Rodríguez 2019)

Algunos sostienen que la política se deriva de las acciones y creencias del ciudadano medio, y que las instituciones políticas democráticas deberían estar diseñadas para responder a este pueblo. Desde Aristóteles y Sócrates, e incluso ahora en las publicaciones de ciencias políticas, esta afirmación ha suscitado debates sobre las capacidades del público y la calidad del compromiso ciudadano, esto es, para decirlo de manera práctica, la participación del ciudadano…

El hecho de que estas discusiones se hayan prolongado durante milenios sugiere que se ha avanzado poco en el estudio de estas cuestiones.

Sin embargo la disciplina de la conducta política comparada ha hecho enormes progresos en la descripción de las opiniones y el comportamiento del público, así como del compromiso de los ciudadanos en el proceso político. (Dalton, Sin, and Jou 2007)

No es inusual que ellas nos indique que en cuanto a los ciudadanos, el interés y la participación política parecen limitarse a emitir un voto ocasional en las elecciones nacionales y más que eso, parece que la gente entendía poco su papel en la política. No estaba claro que las decisiones de voto se basaran en evaluaciones racionales de los candidatos, los partidos y sus posiciones.

Esta imagen del votante desinformado y poco sofisticado empezó a alterar la percepción pública de la democracia y la política democrática. Según algunos expertos, es mejor para la democracia que el público en general no se involucre en la política si no está muy educado. Si esto era bueno para la democracia, otros estudiosos argumentaban que los peligros de la movilización política eran demasiado altos y que los beneficios del orden político en los países menos desarrollados superaban los riesgos.

Una perspectiva revisionista afirma que el público actual tiene una mayor sofisticación política que la sugerida por las primeras investigaciones, ya sea porque las primeras investigaciones eran erróneas o porque la sofisticación ha aumentado como resultado de la modernización social.

Otros autores creen que el entorno político ha tenido un impacto significativo en la sofisticación de los votantes, y que los primeros estudios sobre el público. Esta explicación de la sofisticación política fue apoyada por estudios transnacionales que indicaban que la sofisticación difería significativamente entre países, siendo Estados Unidos, entonces en 1950, uno de los menos ideológicos. Hasta hace unas décadas atrás el tópico de que en ese país el ciudadano apenas si iba a votar era entendido como señal de lo estable que era su democracia.

Los ciudadanos, como es natural, ahorran a la hora de invertir en la información que necesitan para tomar decisiones importantes, y la mayoría de ellos son capaces de maximizar esta inversión hasta el punto de no necesitar una respuesta. Esta inversión se optimiza para que la democracia siga funcionando. Los habitantes de las democracias occidentales viven ahora en un entorno rico en información.(Dalton, Sin, and Jou 2007)

La investigación sobre la cultura política y la relación entre la modernidad y el comportamiento público ha sido resucitada por varios estudios recientes. La Encuesta Mundial de Valores de Inglehart de 1981 mostró una correlación entre una amplia gama de actitudes políticas y la estabilidad democrática en 22 países (Inglehart 1997).

Según este autor, como resultado de la industrialización, durante el proceso de modernización las personas se vuelven más urbanizadas, más educadas, más especializadas y más dependientes de las formas de autoridad racional-legal en lugar de las tradicionales. La postmodernización se produce cuando el crecimiento económico proporciona ganancias marginales decrecientes tanto en el bienestar material como en el subjetivo. Además, la posmodernidad se caracteriza por un cambio de los valores de supervivencia a los valores de bienestar, del impulso de éxito a la motivación posmaterialista, y por un alejamiento del poder burocrático hacia la gestión participativa. Una

serie de transformaciones sociales, desde la igualdad de derechos para las mujeres hasta las instituciones políticas democráticas y la desaparición de los regímenes socialistas de Estado

Aparte de esto, a lo largo de la ola democrática de los años noventa se prestó mayor atención a la forma en que se entrelazaban la modernización y la cultura política. ¿En qué medida la reciente transformación política de Europa Central y Oriental puede atribuirse a un cambio de mentalidad política? En cuanto a la democracia, ¿hasta qué punto puede utilizarse como indicador el apoyo de los ciudadanos a la política democrática?

En cuanto a la experiencia puntual con las listas desbloqueadas, un autor (Fernández Esquer 2019) se muestra más optimista, un poco más: Es posible que un votante indique sus preferencias por uno u otro candidato en una lista desbloqueada, lo que le permite ascender en la lista electoral ya creada por las autoridades electorales. Al indicar su apoyo a un candidato en lugar de otro, los votantes podrían influir en el orden en el que aparecen sus nombres en la lista electoral preexistente. El argumento puede simplificarse diciendo que cuanto mayor sea la capacidad de un votante para expresar sus preferencias, mayores serán sus posibilidades de participar, y esto puede considerarse como algo bueno en sí mismo.

Sin embargo anota que el electorado poco sabe de los sistemas electorales, pero también que entre los beneficios que se pueden anotar es que los votantes tendrán menos control sobre quiénes son elegidos para el parlamento porque las direcciones de los partidos tendrán menos influencia sobre quiénes son finalmente elegidos. Los candidatos podrían ser reclutados más abiertamente fuera de los canales establecidos por los partidos si las leyes electorales fueran más personalizadas, permitiendo a los individuos definir mejor sus propios perfiles políticos. Ni sus contactos con los líderes de su formación política ni su capacidad de mediación determinarían su destino político. En otras palabras, un choque de ideologías permitiría una mayor diversidad entre partidos políticos ya muy jerarquizados.

Como se ve, hay posiciones encontradas, hay posiciones disidentes, hay puntos de vistas por doquier.

Las personas que creemos en la democracia no podemos dejarnos destrozar por la maquinaria dialéctica. Para la democracia es vital la participación ciudadana: sin ella no hay nada como democracia. Y todas ellas esperamos que la adopción de las listas cerradas desbloquedas vaya progresivamente –ojalá algo fuera instantáneo— moviendo al ciudadano a la participación.

Referencias.

Dalton, Russell J, To-chʻŏl Sin, and Willy Jou. 2007. “Understanding Democracy: Data from Unlikely Places.” Journal of Democracy 18 (4): 142–56. https://muse.jhu.edu/article/223229. Fernández Esquer, Carlos. 2019. “Las Listas Desbloqueadas En España: ¿Regeneración Democrática o Espejismo Institucionalista?” 35. Fernández-Esquer, Carlos, and Javier Sierra-Rodríguez. 2019. “El voto preferencial en las Comunidades Autónomas: propuestas y condicionantes jurídicos.” Revista d’Estudis Autonòmics i Federals. Journal of Self-Government (REAF-JSG), no. 29: 51–100. https://doi.org/10.2436/20.8080.01.34. Inglehart, Ronald. 1997. Modernization and Postmodernization : Cultural, Economic, and Political Change in 43 Societies. Princeton University Press. Solano, Mauro. n.d. “El Voto de Preferencia En La Argentina. Sus Diseños de Reglamentación a Nivel Local.” 16.